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domingo, 14 de agosto de 2011

*_*

Gotas de lluvia.
Un castillo en ruinas.
Una persona.
Un cadáver.
¿Quién es aquella persona muerta?
Me acercó por pura curiosidad pero por mucho que camine… no lo alcanzó.
¿Un recuerdo?
No… ¿o quizás… si?
No lo sé.
Palabras que se transforman en múltiples llantos.
Silencio.
Y con este, oscuridad.
Me siento cómoda en la oscuridad.
No siento temor de la misma manera que no siento ni felicidad ni dolor, simplemente noto como caigo al vacío.
Cayendo, cayendo.
Pero aquel foso no tiene final.
Así pues, me relajo y me dejo caer sin resistirme.
¡Por fin! Exclamó interiormente.
¡He conseguido dejar de caer! Me alegro vagamente.
En medio de la eterna oscuridad y del silencio una semilla.
Como yo, cae, cae y cae.
Pero ella cae en el interior de un pozo causando olas que ondean por el fondo del pozo.
La semilla soy yo.
El pozo es mi vida.
Las olas los recuerdos perdidos que, ondeando en el fondo no logro coger, en vez de eso solamente me mojo inútilmente las manos que, ahora frías y húmedas se congelan y duelen.
Es un dolor incesante, pero al que logro acostumbrarme.
Una luz de nuevo.
Esta no son recuerdos.
No muestra un pasado triste, ni un presente miserable.
Es una luz cálida, como la de una ventana un día de verano.
Abro la ventana que hay entre esa intensa luz y yo y me sumerjo en su calor.
Ah… esa luz muestra un futuro radiante… aunque doloroso y falso.
Consigo ver a un hombre, en un campo cubierto de flores, rosas rojas, que me tiende una mano sonriendo.
La intentó agarrar pero un vacío se abre ante mí.
Separándonos.
"Adiós" Murmuro mientras aún consigo verle...


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