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jueves, 11 de agosto de 2011

Mi sueño... (Este fragmento esta hecho por mi, no lo copieis sin preguntar antes copyright)


En la profundidad de un calmado y antiguo bosque, un espejo brilla débilmente.
En un lado del espejo una niña rodeada de rosas rojas.
En el otro lado del espejo una niña rodeada de rosas negras.
Se dicen con voces que no les alcanzarán jamás:
“Ese escenario en el que vives es igual al mío.”
El viejo espejo se rompe en mil añicos.
Las niñas se intentan acercar pero, no lo consiguen unas manos alcanzan a las rosas rojas y las arrancan una a una hasta que el extrañó país muere y es barrido por el viento celeste del norte.
Una niña observa por la ventana del hospital con ojos cansados que parecen tristes a la espera de su inevitable muerte.
Me introduzco involuntariamente en el panteón de sus recuerdos.
Millones de imágenes circulan por allí.
Una tras otra me saludan y después mueren.
Una rosa negra, una rosa roja.
Una niña, una amiga.
Un delincuente, una persona paciente.
Un amigo, una amiga.
Un esclavo, un propietario.
Un huérfano, una niña rica, hermanos.
Un gato, un ladrón.
Un alma, un ángel.
Una persona odiada, una persona amada.
En este mundo existen una felicidad y una tristeza sin límites.
El cementerio de sus recuerdos desaparece y en su lugar un cuadro.
Cuatro personas se reflejan en el y, observándola una muchacha.
Un campo de flores silvestres cubre la sala.
En medio de las vulgares flores dos rosas una negra y una roja.
Rosa negra, rosa roja, flores finas de viva coloración.
Patéticas plantas a su alrededor, se nutren de ellas y al terminar, ellas mueren a lo lejos sin ser recordadas.
La rosa negra florece y de ella nace una muchacha con el cabello negro.
La rosa roja florece de ella nace una muchacha con el cabello de fuego.
Un palacio.
A lo lejos un palacio.
El cielo.
El cielo es completamente oscuro.
Una camisa.
Una camisa que en algún momento fue blanca ahora es rojo carmesí.
Todo se torna borroso nuevamente.
Veo el mar.
Veo una mujer adulta y a su marido, y, junto a ellos dos bebes.
Uno llora otro sonríe.
La noche llega.
Manos.
Veo muchas manos.
Unas agarran a la bebe sonriente.
Otras agarran a la bebe triste.
En la mesa dos personas masacradas cruelmente.
Una mujer adulta y su marido.
Ambos estirados en una caja de madera.
Ambos inertes.
Ambos muertos.
Ambos solos.
Ambos se van hacia otro lejano lugar dejando atrás a sus dos hijas.
Oscuridad.
Y al final de esta una nueva imagen partida en dos.
Una pared invisible.
En un trozo de la pared una niña en una cápsula del tiempo.
En el otro trozo de la pared otra niña esperando a alguien que jamás llegara...

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